miércoles, 24 de agosto de 2011

Yo soy el malo

Acabo de tener una discusión con mi padre, bueno, más bien un monólogo, de parte de él, claro está.Estos soliloquios me los sé de memória. Puede que cambien las palabras, pero el contenido siempre és el mismo.

Digo monólogos porque él habla y, antes de que yo pueda decir nada, se esfuma. Sólo da su opinión, de manera despótica, y desaparece.
Sus discursos dicen que yo soy el malo, el que dice, el que hace, el que no hace, etc.

La pregunta és: ¿El fallo es unidireccional?
Yo creo que no.

El ejemplo más reciente de un inicio de monólogo por su parte:
-¿Estás listo para irnos?
-No, aun no.
-Pues... no se a que estás esperando.
(Yo subia de barrer carbón y cuatro palos que el perro habia esparcido por la parte de fuera de mi casa, y dos excrementos frescos, de esos que huelen tan bien. Claro que eso mi padre no lo sabia, no me ha dejado decírselo)
-Pues espérate a que...
-¡No hace falta que vengas! ¡Siempre remugando!

Bien, vale, ¡Perfecto! ¿Qué se supone que tengo que hacer yo ante esto? ¡Es totalmente ridículo!

Inmediatamente después ha habido por parte de mi madre una escena... No sé muy bien como describirla.
Ella lloraba, y mi padre estaba ahi de pié al lado de ella.
No sé por que lloraba, ¿Porque su hijo es un monstruo sin sentimientos que les fastidia la vida?, ¿O bien porque en el fondo saben que no hacen algo bien y su orgullo de "perfección educativo-paternal" no les deja verlo?

Yo no estoy reivindicando, ni muchisimo menos, que sea perfecto en todo. Ni siquiera que lo hago todo bien. Simplemente digo que si me atacan me defiendo, y que a mis padres los conozco demasiado bien cómo para que mi método de auto-protección frente a su ofensiva, sea más bien una agresión directa dónde más les duele.
No es intencionado, simplemente me sale así.

El discurso ha sido en tono recriminatorio, obviamente en mi contra.
Me ha acusado de no intentar integrarme en la familia, de querer hacer siempre lo que yo quiero y utilizar los métodos más mezquinos que conozco para alcanzar mi objetivo, que és siempre "no hacer nada", me ha acusado de llamarlos "negreros", a pesar de que continuo sin saber el significado de esa palabra. También me ha reprochado que, los fines de semana, salgo de marcha, y que prefiero eso a estar trabajando con él, ¿¡Y no és eso algo obvio!?
Me ha echado en cara que hago fiestas en casa, cuando yo siempre, y recalco la palabra "siempre", le pido permiso antes de hacer nada, y limpio absolutamente todo lo que ensucio y descoloco.

Y podria continuar con detalles del soliloquio, pero són de irrelevancia para poder entender que ellos no són las víctimas de un ser cruel y despiadado, como dicen. Y que yo no soy tampoco una vícitma de la incomprensión paternal.

Simplemente creo que se trata de escuchar los dos fragmentos del problema y unirlos en un todo para que, así, las dos partes tengan que pringar y pringarse.
Y no asirse a la solución más facil, que consiste en que la parte con más poder instaure un régimen absolutista. Eso está realmente pasado de moda.

RGB ^^

martes, 23 de agosto de 2011

Dear daddy and mommy...

Habia escrito una entrada exponiendo mis ideas y mis pensamientos, pero por miedo a las consecuencias fatales que me pueda acarrear, la borro, pero la guardo y quizás en un futuro, cuando sea libre, podré colgarla, y reirme de todo.

RGB ^^

lunes, 20 de junio de 2011

Últimamente he estado viendo muchas películas. Películas de esas que muestran a personas normales y corrientes en las que el protagonista sabe lo que quiere y, después de muchas adversidades, lo consigue.
¿Cómo seria la pelicula si el protagonista no tuviera un objetivo que cumplir?
No habria película, simplemente.
Primero habria un flashback referido a su infancia, pasando por su adolescencia, y llegando hasta el punto de partida de la pelicula. Cuando comienza, se ve al personaje principal en su casa, o en el trabajo. Nunca le pasa nada, y sus dias van pasando, uno tras otro. Fin.
No hay emociones, no hay trama, no hay nada. Como si se tratara de agua estancada.

Nuestro protagonista se pasa los dias esperando alguna señal que le indique que debe hacer con su vida, que le marque el siguiente paso y salpique sus dias con unas gotas de pasión por la vida. Algo que le haga sentir la necesidad de seguir vivo para luchar y, finalmente, saber que ha logrado algo que le va a hacer feliz lo que le quede de vida.

De momento esta pelicula no pinta merecer que nadie compre una entrada y la vea. Ni siquiera que la descarguen de internet.
Quizás, en un futuro, alguien quiera reescribir el guión y darle un vuelco a la historia, y así hacer que valga la pena pagar una entrada e incluso comprar palomitas y refresco para verla.

RGB ^^

martes, 31 de mayo de 2011

Drama dual

Lentamente su pulso descendia. El último latido estaba a la vuelta de la esquina. Manchas oscuras teñian su ropa, su cara y sus manos. Los ojos azul celeste, carentes de brillo, se le tornaron azul oscuro. Su pelo, largo y castaño se arremolinaba en perfectos tirabuzones que, lentamente, se bañaban en sangre. Una leve sonrisa de satisfacción era lo único que adornaba su rostro, aunque era prácticamente imperceptible a los ojos de cualquier espectador de aquella imagen. A lo lejos, como si se tapara los oidos con una almohada, oía sirenas, murmullos agitados y gritos. Luces azules enviaban destellos a sus ojos, casi ciegos.
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Jace vivía solo desde que tenia 17 años. Su madre murió en un accidente de tráfico por conducir ebria y su padre hacia ya años que habia desaparecido. Todo lo que le quedaba era el pequeño apartamento de su madre. Cuando los servicios sociales fueron a buscarle, acababa de cumplir los 18, asi que no tuvo problemas para quedarse en la casa en la que habia vivido.
Hacia ya 2 años que trabajaba, y ya estaba acostumbrado a apañarse solo.

Una noche, en una discoteca de su zona, vió a un chico sentado en la barra dando golpecitos con el pie en el suelo, al ritmo de la música. Se acercó despacio, se sentó en la barra, cerca de él y se lo quedó mirando embelesado. El chico lucía unos cabellos del color del oro, a conjunto con el color miel de sus ojos. Las facciones de la cara eran duras, la línea entre los pómulos y la mandíbula hacía parecer los huesos más finos y delicados de lo que realmente eran. Era alto y delgado, y tenia los músculos de los brazos definidos. Su piel era muy pálida, a diferencia de la de Jace. Era Will.

Will captó la mirada de Jace y, con paso decidido se acercó a él.

-Hola, no te habia visto nunca por aquí. ¿Vienes mucho? -preguntó Will con curiosidad y sonriendo al ver la sonrojada cara de Jace-.

Hablaron durante horas y horas, y quedaron fascinados el uno del otro. Unas semanas más tarde empezaron una relación que les aportaba la felicidad que necesitaban. Después de unos meses, Jace supo que no seria capaz de continuar su vida sin eso, ya que se habia convertido en algo tan importante para el como respirar.
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Aquella noche en la que ninguna estrella iluminaba el cielo, tapado por cientos de nubes grises y estriadas que anunciaban tormenta, Jace decidió quitarse la vida saltando desde la séptima planta de un edificio blanco, con la pintura desconchada.

Finalmente, una negrura fue invadiendo el borde de sus ojos, tapándole la visión, hasta que se sumió en una total y absoluta oscuridad. Ya no podia oir, ver, ni sentir nada. Sus labios acentuaron su sonrisa levemente, y dejó de respirar.

--Dos días antes--
''Jace, tengo que hablar contigo. Cuando puedas llámame.''
La voz de Will sonó apagada y monótona en el auricular del móvil.
Jace lo oyó dos horas más tarde, era medio día, cuando se levantó. Se desperezó y se dirigió a lavarse los dientes. Después cogió el teléfono y llamó a Will.

-¿Si?
-Buenos dias, siento no haberte llamado antes -dijo Jace- pero me acabo de levantar, tuve una noche muy dura en el trabajo.
-Ah, entiendo -Contestó Will, con un tono que Jace encontró extraño-. ¿cuándo podrás venir a mi casa?
-¿Estas bien? Te noto raro.
-Si, si. No pasa nada -contestó, con un tono animado, claramente forzado-. ¿Vas a poder venir? Tengo que hablar contigo.
-Por supuesto, me voy a duchar en un momento, y voy para allá. Hasta ahora -dijo Jace, con un deje de preocupación en la voz-.
-Vale, adiós.
-Hasta ahora, te qui...

Jace no pudo terminar la frase, el teléfono emitió un sonido que indicaba que la llamada habia terminado.
Se fue con paso acelerado a la ducha, desvistiendose por el camino y con el corazón latiendole demasiado deprisa, tanto que tuvo la sensación de que se le iba a salir del pecho.
Sólo podia pensar en el significado de esa llamada, y el tono con el que Will le habia hablado. ¿Qué estaba ocurriendo? Ayer todo fue normal. Estuve en su casa, vimos una pelicula, cenamos con sus padres...
Prestó tanta atención en repasar cada uno de los momentos de los dias anteriores que, sin saber como, estaba girando ya el pomo de la puerta y saliendo a la calle.
De pronto una desesperación immensa le embargó, y sintió la necesidad de estar ya ahi, junto a Will, abrazarle y cerciorarse de que todo estaba bien, que no pasaba nada malo.
Sus piernas se movieron solas. Empezó a correr por las calles, esquivando a la gente, tan rapido que por un momento se sorprendió a si mismo. Pero en ese momento no podia pararse a pensar en nada que no fuera Will.

Jace llegó jadeando y sin pararse a respirar llamó al timbre. Will abrió la puerta, tenia los ojos hinchados, enmarcados en negras ojeras, y un aspecto muy desaliñado.
Jace pudo ver a traves de la rendija de la puerta, que qedó entreabierta, un montón de cajas y maletas de viaje. El pasillo estaba vacío y podia ver las marcas que los cuadros, que una vez estuvieron colgados en aquella pared, habian dejado con el paso del tiempo.
Increíblemente, su pulso se aceleró aun más, haciendo que gotas de sudor frío se deslizaran por su espalada, provocandole escalofríos. Se sintió mareado, y se desplomó en el suelo, apoyándose en el marco de la puerta.

-¿Estás bien? -Preguntó Will abriendo mucho sus ojos color miel, y con tono preocupado-.
-¿Qué pasa, Will? ¿Qué es todo esto? No... no me digas que... -Dijo Jace sin poder terminar la frase, a causa de un nudo en la garganta, que a penas le dejaba respirar.
-Yo...-Dijo, apartando la mirada de Jace- Tengo que marcharme.
-¿De viaje? ¿Cuanto tiempo te vas?-Soltó Jace con tono desesperado.
-No... Jace, me voy. Para siempre. Mis padres han encontrado un trabajo en la otra parte del mundo, y tengo que irme con ellos.
-Pero... puedes quedarte aquí, conmigo, en mi casa.
-Jace, yo quiero terminar de estudiar, y me quedan algunos años para eso-dijo susurrando.
-Por favor... yo no...
-No queria decirte esto, no de esta manera, pero ha sido todo muy rápido...
-Vale, pero, ¿que hay de nosotros? Yo necesito estar contigo.
-¡No te quiero!-Dijo Will gritando, y cerró la puerta dejando a Jace al otro lado.

En ese momento Jace se quedó parado, con la mirada perdida. Lo que él no sabia era que Will nunca en su vida habia dicho una mentira tan grande como la que acababa de decirle a Jace. Que no le queria.
Will esperaba que Jace se enfadara con él, que lo odiara y que, con el tiempo, le olvidara.
Jace, sin darse cuenta, se dió la vuelta y fue caminando lentamente hacia su casa. Will, por otra parte, seguia apoyado en la puerta que habia cerrado, y cuando oyó a Jace marcharse, intentó llorar, pero no le quedaban lágrimas y le ardía la garganta.

Al día siguiente, Jace se levantó como cada mañana, y se fue a trabajar. Volvió a su casa a la misma hora de siempre, vió un rato la tele, y fue a dormir.
La diferencia de ese dia con respecto a los demás, era que actuaba por inercia, como si en lugar de ser una persona fuera un autómata.
Se despertó de nuevo, ya dos dias después de haber visto a Will por última vez, y repitió lo mismo: trabajo, vuelta a casa y tele.

Esa noche, sin pensarlo demasiado, pues lo que se disponia a hacer era algo que iba a ser tan normal para él como irse a la cama, se quitó la ropa del trabajo, se puso una de sus camisetas favoritas, un pantalón vaquero, unas deportivas y su chaqueta negra con capucha, y salió a la calle.
Alzó la vista, y con sus ojos azules y sin brillo, divisó un edificio blanco, con una escalera de emergencia exterior.
Sin sentir siquiera dolor, resentimiento, tristeza... se dirigió a esas escaleras, subió hasta el séptimo piso (una altura que para él era imposible de sobrevivir) y se lanzó al vacío.


--Dos días más tarde--
 "Pip, pip, pip..."
Jace empezó a oir de fondo un sonido en forma de pitidos regulares, otro que le parecía un fuelle cogiendo y soltando aire y, más lejos, voces y pasos y más sonidos que no alcanzaba a reconocer del todo bien.
Abrió los ojos y no pudo ver más que formas difuminadas y una luz que lo cegaba. Poco a poco, fue enfocando la visión. Estaba en un hospital. Aun entumecido y sin la cabeza muy clara, ya se maldecía por no haber subido un piso más de aquel edificio blanco antes de tirarse.
De pronto le vió. Will. Estaba ahí, sentado en una silla al lado de su cama, y con la cabeza apoyada en la misma almohada que él. Tenian las manos entrelazadas, aunque el no podia sentirlas. Hizo un gran esfuerzo por mover la mano, para que Will se despertara. Tras unos cuantos intentos de ordenar a su mano que se moviera, lo consiguió.
Will se asustó, reaccionó muy deprisa pero, cuando vió a Jace con los ojos abiertos, se  paralizó durante unos instantes. En el mismo momento en que volvió en sí, le cayeron lágrimas de unos ojos que no parecian suyos, pensó Jace. Habian perdido ese color meloso, y eran mucho más oscuros, quizás por lo hinchado de los párpados y la sombra negra que los enmarcaba.
Salió disparado al pasillo a avisar a una enfermera, y volvió igual de rápido al lado de Jace.
Jace intentó hablar, pero de su garganta solo salió un gruñido que se ahogó con un gemido agudo.

-Shh... Antes de que digas nada tengo que hablar yo -Dijo Will- Hacía mucho tiempo que sabia que tenia que irme, y mis padres me hicieron elegir entre ellos o tú. Me dijeron que sólo tengo veinte años y que allí dónde íbamos tendria un futuro mejor. Les dije la única manera de que me fuera con ellos era llevándote conmigo. Pero al volver a mi casa, hace dos días, encontré las maletas hechas, y la casa vacía de muebles. No me habia dado cuenta de que ya habia llegado el dia de mudarnos. Le volví a preguntar a mi madre respecto a lo de llevarte con nosotros, y me dijo que tú te quedabas aquí y yo me iba con ellos y, que si no me iba con ellos, yo ya no sería mas su hijo.
Me bloqueé, y ví que lo más fácil era hacer que me odiaras, por eso te dije la mentira más grande que jamás le he dicho a alguien: que no te quiero -dijo mientras se le formaba un nudo en la garganta.-
Me ha sorprendido que te lo creyeras tan fácilmente.
El caso es que, el dia que nos fuimos, me dí cuenta de que mi sitio estaba junto a tí, fuera como fuese mi vida a partir de ese momento. Te necesito para vivir más que a cualquier otra cosa. Y huí. Cojí mis maletas y salí hacia tu casa, pero no estabas. Entré y te esperé, y luego vi... ví un montón de coches de policía y sirenas de ambulancia. Pensé que podrias ser tú, que te habia pasado algo. Pero nunca hubiera imaginado que habrias hecho eso. ¡Nunca!
Estos dos días que has estado aquí me he pensado mucho, y he llegado a la conclusión de que yo habria hecho lo mismo si me hubieras dicho lo que te dije yo, y es algo que no me perdonaré en la vida.
Así que, si no me odias, ¿sigue en pié la oferta de ser tu compañero de piso?

Jace aún no habia recuperado el habla, pero si habia reunido fuerzas suficientes para alzar el brazo, agarrar a Will de la cabeza y atraerlo hacia él, para fundir sus labios en uno solo, y dar a Will las respuestas que necesitaba, sin necesidad de decir nada.


RGB ^^

miércoles, 27 de abril de 2011

Nerviosismo y un final inesperado

No recuerdo muy bien el orden de los acontecimientos de aquella tarde, porque salí aturdido de aquella casa, tanto que, dí incosncientemente tres vueltas a la manzana antes de encontrar el camino para volver.

Me preparaba para ir a su casa. A la casa de alguien a quien únicamente habia visto a través de una pantalla, y con el que no habia compartido más de 4 o 5 horas de conversación.
Mientras me duchaba, sentia escalofríos. Mi cuerpo actuaba por inercia, como si más bien fuera otra persona la que se estaba duchando y yo lo estuviera viendo, mientras pensaba en otras cosas.
Cosas que inundaban todas las partes de mi cerebro, abrumandome, gritándome que estaba loco, que no sabia lo que hacia.

Una vez sentado en el coche, utilicé el GPS para llegar. Tuve que concentrarme y, aun así, repetí la operación varias veces, hasta que logré que me indicara el camino correcto.

Cuando llegué, aparqué, respiré hondo, y salí del coche. Cogi el movil, y le llamé para que me abriera la puerta. Al colgar, empecé a ponerme más nervioso aun de lo que ya estaba.
Salió y me abrió la verja. entré y ni le di dos besos (cuando me di cuenta, el momento ya habia pasado). Tenia 4 perros, y empecé a saludarlos, sin mirar hacia arriba, muerto de vergüenza.
Entré en la casa, a la mitad de las escaleras me detuvo, y pregunto a su madre si se podia subir, y bueno, de nuevo la cagué, porque subi las escaleras y ni la saludé... seguia presa de un incontrolable rubor, que me asomaba por las mejillas.

Una vez en su habitación me senté en la cama. Me ofreció una cola. Cuando volvió yo seguia en la misma posición en la que me encontraba cuando salió de la habitación, con la cabeza totalmente bloqueada. Empezamos a barajar algunas peliculas, para elegir una.
Antes de darle a play, le pedí una camiseta de manga larga, porque estaba incomodo con mi camisa. Después pense que quizás habia sonado raro, ya que me miró con cara de ''¿y este, pidiendome ropa?'', y en ese momento sentí que mi morro llegaba hasta la otra punta de la isla.
Durante toda la pelicula estuvimos sentados el en una silla y yo en la cama. sin practicamente cruzar palabras que no tuvieran que ver con la pelicula.
No me enteré de muchas cosas, porque estaba concentrado en pensar ''¿cuando la pelicula acabe, qué?''
Notaba que, de vez en cuando me miraba de reojo, y yo fijaba más aun la vista en la pantalla.

Llego el final de la pelicula. Nos pusimos a hablar y, de repente, toda la tension q tenia encima se esfumó. Me pidió que le diera un masaje, ya que dias antes habiamos estado hablando y le comente que se me daba bien. En ese momento pensé ''Ya está, ya va a lo que va''.
Le di el masaje, y no ocurrió nada; ni una sola intención de querer algo más que aquello, un masaje.
Ahi mi cabeza empezo a dar vueltas ''¡No le he gustado!''; ''Si ya lo sabia yo, es demasiado mono''; ''De todas formas, es bueno que no intente nada aun, ¿no?''
Cuando acabé el masaje, le pedí uno a cambio. Sus manos empezaron a resbalar por mi espalda con cierta timidez. Le pregunté si tenia miedo de hacerme daño. Me respondió que si. Y le dije q no se preocupara, q no me lo haria.

Después de un rato largo, o almenos me lo pareció, me decidi a girarme hacia él, y ahi estaba, a menos de 5 centímetros de mis labios. Le besé. Con un miedo casi insoportable a que me girara la cara. No lo hizo. Correspondió a mi beso, y asi estuvimos un largo rato.
Cuando intentó deslizar su mano bajo mi camiseta, le frené.
Una cicatriz enorme recorre mi barriga de arriba a abajo, y sentí horror de que, como muchas otras veces me ha pasado, el sintiera repugnancia y todo qedara ahi, con un feo final para una tarde tan extraña y a la vez tan genial.
Le explique lo que iba a encontrarse y, contra todo pronóstico, me levantó la camiseta, se quedó mirando la fea marca, la acarició cuan larga era, y la besó. Yo no pude frenar el irresistible deseo de abrazarlo y quedarme agarrado a el durante lo que me pareció demasiado poco rato. Tal vez fueron treinta segundos. Ese momento para mí fue el más hermoso de toda la tarde, y de muchas otras tardes, dias y noches en toda mi vida. Significó algo que aun no sé lo que es, pero me hizo sentirme muy bien, demasiado.

Después de eso, nos fumamos un cigarro. Una de mis lentillas se habia desplazado un poco hacia un lado, y me hacia ver borroso. Teniamos la intención de irnos a tomar algo a un bar al lado de su casa. Él queria afeitarse antes de salir y yo, por alguna extraña razón, cada vez que se iba a levantar, no le dejaba. Le arrastraba hacia mi y lo besaba. Me habia quedado enganchado, y la idea de que tenia que separarme de sus labios, aunque solo fuera por un rato, no me gustaba. ¿Y si ya no los iba a poder besar nunca más?
Finalmente conseguí sofocar la perdida de control sobre mi mismo, y fue a afeitarse.
Cuando bajamos para salir a la calle, sus padres le dijeron que el bar estaba cerrado y decidimos quedarnos y poner otra pelicula.
Antes de volver a subir quiso cenar algo, asi que fuimos a la cocina. Mientras cenaba, me contaba cosas feas sobre su pasado. Cosas que me hicieron atisbar un resquicio de su forma de ser, de como era su interior.
De pronto sentí ganas de hacer algo por el, algo que le hiciera sentirse bien y olvidar, aunque fuera por un rato, todo lo malo que me habia contado.

Volvimos a su habitación y pusimos una pelicula. No habia mirado la hora hasta entonces. Eran la una de la madrugada. Nos quedamos apoyados uno con el otro, mirando la pantalla. Mis ojos estaban enfocados en la pantalla, pero mi cabeza solo era capaz de repasar una y otra vez aquella tarde.
Una voz en mi cabeza me gritaba: ''Dios, ¿Eres tonto?, ¿Que haces?, ¡¡Lo has conocido hoy!!''
Pero mi cuerpo no se movia, solo se quedaba ahi, apoyado en el.

La pelicula se paró a la media hora, y nos pusimos a fumar. Justo su madre tocó a la puerta, para ver si nos quedaba mucho rato porque queria irse ya a dormir. Entonces terminamos de fumar, y ambos nos dirigimos una mirada que significaba ''no quiero que te vayas''. Pero tenia que irme.
Me acompañó hasta la salida, y se despidió de mi con un último beso.

Me monté en el coche, puse la musica a todo volumen. Me sentía abrumado y aturdido. No encontraba la salida a la carretera principal. Dí tres vueltas a la manzana hasta que di con ella.
Hubo un momento en que no pude retener las ganas de gritar. De todas formas, ¿quién iba a oirme dentro del coche, con la música a tope?

RGB ^^

jueves, 7 de abril de 2011

No es lo que parece

Aburrido de que la gente interesante no lo sea lo sufuciente. También de que cuando parece que encuentro algo, al enfocar bien la vista veo que sólo son retazos de lo que de verdad parecia ser.
¿Cuando los demonios dejaran de esconderse tras sonrisas de angel y alas pintadas de blanco?

domingo, 13 de marzo de 2011

Estrellas de verano

Jack llevaba un tiempo sintiendose totalmente solo. La idea de acabar con su vida emergia de su corazón y su cerebro una y otra vez. Nunca tuvo una vida fácil; siempre fue el chico raro del colegio, no se sentia como los demas, algo dentro de el era diferente.
En verano, acostumbraba a ir una noche por semana a la playa, a contemplar las estrellas y dejar que su mente divagara, pensando en nada y en todo al mismo tiempo. muchas de esas noches se quedaba dormido y despertaba con el sol acariciandole la cara con sus primeros rayos.

Aquel verano, Jack tenia 20 años. Era un chico de facciones duras, pero agradables, y habia sido bendecido con un buen físico. Sus ojos, de un azul marino intenso, medio ocultos bajo unas largas y espesas pestañas, mostraban una mirada magnetica y enigmatica.
Ya con esa edad, se habia hecho un hueco en un grupo de amigos que se definian como ''alternativos'' y en el que sentia que pertenecia. Cada fin de semana, se reunian para beber en el parque más cercano al local donde, más tarde, iban a bailar y a pasar la noche hasta que amanecia.

Nadie hubiera dicho que se sentia solo, tenia muy buena fama con las chicas y no se le daba mal hacerlas caer rendidas a sus pies. Él era consciente de sus posibilidades y las explotaba al máximo para conseguir lo que queria.

Una noche de sábado como otra cualquiera, se reunieron para beber en el lugar de siempre. Jack llevaba unos dias notando un vacio en su interior. Cuando el alcohol empezo a hacer su efecto, sintió la imparable necesidad de estar solo, tumbado en la arena de la playa, en un sitio desprovisto de luz, a excepción de la que emana la luna.
Sin despedirse demasiado y sin dar explicaciones, se marchó. Tardó menos de cinco minutos en llegar a la playa, se dejó caer, sin importarle llenarse la ropa y el pelo, rubio y despeinado, de arena.
Ternia un nudo en la garganta, y sentia como si tuviera algo muy pesado encima del pecho. Notó un cosquilleo en la mejilla, se llevo la mano a la cara y se dió cuenta de que lloraba. No recordaba la ultima vez que lloró. No le gustaba hacerlo, pero en ese momento se dejó llevar. Lloró en silencio, y sin saber exactamente porque. Almenos, mientras lloraba, parecia que el peso del pecho y el nudo de su garganta se aflojaban.

Estaba tan absorto en sí mismo, y con los efluvios del alcohol aun actuando, que no se dió cuenta de que alguien se le habia tumbado al lado, sin decir nada.
Jack se volvió, y se encontro a Max, uno de sus amigos.
Max era delgado y alto, tenia los ojos del color de la miel, el pelo muy rizado y rubio y un pequeño tatuaje en el cuello. Su ropa negra le hacia resaltar la palidez de su piel.

-¿Qué haces aquí?- Le preguntó Jack, susurrando al tiempo que se secaba las lágrimas con la manga de su chaqueta-.
-He venido a ver como estabas, sabia que estarias aqui. He pensado que te habias ido porque ibas muy pedo- Le contestó con una sonrisa divertida-.
-Estoy bien, tranquilo, sólo un poco mareado. Me iré a mi casa, hoy no tengo muchas ganas de fiesta- Le dijo con la voz un poco más clara-.
-La verdad es que yo tampoco estoy de humor para estar de marcha. ¿Te importa que me quede un rato tumbado aqui?-.
-No... claro que no- respondió Jack, con un deje de inseguridad en la voz-.

Se quedaron tumbados un rato largo, casi sin cruzar una palabra.
Jack se sorprendio a si mismo al encontrarse observando a su amigo, sintiendo calor bajo la piel de la cara, que indicaba que estaba rojo. Max le dirigió una mirada interrogante, acompañada de una media sonrisa y una ceja levantada. Jack apartó la mirada del chico.
En ese momento empezó a preguntarse qué demonios habia sido eso. Se negaba a aceptar que podia gustarle un chico, él lo tenia muy claro y nunca se habia fijado en ninguno.
Al mismo tiempo, se dio cuenta de que al imaginarse la posibilidad, el vacío que sentia se esfumaba poco a poco.
Se levantó, furioso consigo mismo por sentir semejante gilipollez. Le dirigió una mirada de rabia a Max, que se puso en pié y le devolvió una mirada de comprensión, como si supiera exactamente en qué estaba pensando.
Sin depedirse y aun enfadado, se dio la vuelta para macharse cuando, en menos de dos segundos, Max le agarró del brazo, le dio la vuelta y le besó, agarrandole con fuerza la espalda.
Jack se debatió, cayendo al suelo y arrastrándo a Max con él. Tumbados en la arena, mirandose y con 20 centimetros de distancia entre ellos, toda la furia de Jack se convirtió en resignación, comprensión y deseo.
Sintió que tenia delante algo que siempre habia necesitado y que por primera vez se le permitía tener.
Se abalanzó sobre Max, besandole torpemente, como si fuera la primera vez que besaba a alguien.
Al cabo de unos minutos, Jack se sintió demasiado abrumado, y se dejo caer sobre su costado en la arena, respirando fuerte y sin poder apartar la vista de los ojos de color miel de Max.
Estuvieron un largo rato así, disfrutando de la vista que tenian delante.

-Lo siento- dijo Max-.
-No tienes que pedirme disculpas por nada. Es cierto que te has arriesgado a que te pegara un puñetazo en la cara. Ahora mismo no se exactamente que decir. Sólo que no me lo esperaba, supongo- y al pronunciar la ultima palabra de la frase, el rubor se apoderó de sus mejillas, otra vez-.

Max le respondió con una sonrisa con mezcla de diversión y cariño. Después acomodó la cabeza en el pecho de Jack y cerró los ojos.
Jack, aun sin creer lo que acababa de pasar y sientiedose, despues de mucho tiempo, bien consigo mismo, se abandonó al sueño, mientras acariciaba el pelo rubio de su amigo y se alegraba de haber descubierto, por fin, lo que necesitaba comprender para no sentir el vacío que le amargaba.

Su vida nunca volvería a ser igual, y eso fue lo mejor que le podia haber pasado.


RGB ^^

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