martes, 31 de mayo de 2011

Drama dual

Lentamente su pulso descendia. El último latido estaba a la vuelta de la esquina. Manchas oscuras teñian su ropa, su cara y sus manos. Los ojos azul celeste, carentes de brillo, se le tornaron azul oscuro. Su pelo, largo y castaño se arremolinaba en perfectos tirabuzones que, lentamente, se bañaban en sangre. Una leve sonrisa de satisfacción era lo único que adornaba su rostro, aunque era prácticamente imperceptible a los ojos de cualquier espectador de aquella imagen. A lo lejos, como si se tapara los oidos con una almohada, oía sirenas, murmullos agitados y gritos. Luces azules enviaban destellos a sus ojos, casi ciegos.
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Jace vivía solo desde que tenia 17 años. Su madre murió en un accidente de tráfico por conducir ebria y su padre hacia ya años que habia desaparecido. Todo lo que le quedaba era el pequeño apartamento de su madre. Cuando los servicios sociales fueron a buscarle, acababa de cumplir los 18, asi que no tuvo problemas para quedarse en la casa en la que habia vivido.
Hacia ya 2 años que trabajaba, y ya estaba acostumbrado a apañarse solo.

Una noche, en una discoteca de su zona, vió a un chico sentado en la barra dando golpecitos con el pie en el suelo, al ritmo de la música. Se acercó despacio, se sentó en la barra, cerca de él y se lo quedó mirando embelesado. El chico lucía unos cabellos del color del oro, a conjunto con el color miel de sus ojos. Las facciones de la cara eran duras, la línea entre los pómulos y la mandíbula hacía parecer los huesos más finos y delicados de lo que realmente eran. Era alto y delgado, y tenia los músculos de los brazos definidos. Su piel era muy pálida, a diferencia de la de Jace. Era Will.

Will captó la mirada de Jace y, con paso decidido se acercó a él.

-Hola, no te habia visto nunca por aquí. ¿Vienes mucho? -preguntó Will con curiosidad y sonriendo al ver la sonrojada cara de Jace-.

Hablaron durante horas y horas, y quedaron fascinados el uno del otro. Unas semanas más tarde empezaron una relación que les aportaba la felicidad que necesitaban. Después de unos meses, Jace supo que no seria capaz de continuar su vida sin eso, ya que se habia convertido en algo tan importante para el como respirar.
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Aquella noche en la que ninguna estrella iluminaba el cielo, tapado por cientos de nubes grises y estriadas que anunciaban tormenta, Jace decidió quitarse la vida saltando desde la séptima planta de un edificio blanco, con la pintura desconchada.

Finalmente, una negrura fue invadiendo el borde de sus ojos, tapándole la visión, hasta que se sumió en una total y absoluta oscuridad. Ya no podia oir, ver, ni sentir nada. Sus labios acentuaron su sonrisa levemente, y dejó de respirar.

--Dos días antes--
''Jace, tengo que hablar contigo. Cuando puedas llámame.''
La voz de Will sonó apagada y monótona en el auricular del móvil.
Jace lo oyó dos horas más tarde, era medio día, cuando se levantó. Se desperezó y se dirigió a lavarse los dientes. Después cogió el teléfono y llamó a Will.

-¿Si?
-Buenos dias, siento no haberte llamado antes -dijo Jace- pero me acabo de levantar, tuve una noche muy dura en el trabajo.
-Ah, entiendo -Contestó Will, con un tono que Jace encontró extraño-. ¿cuándo podrás venir a mi casa?
-¿Estas bien? Te noto raro.
-Si, si. No pasa nada -contestó, con un tono animado, claramente forzado-. ¿Vas a poder venir? Tengo que hablar contigo.
-Por supuesto, me voy a duchar en un momento, y voy para allá. Hasta ahora -dijo Jace, con un deje de preocupación en la voz-.
-Vale, adiós.
-Hasta ahora, te qui...

Jace no pudo terminar la frase, el teléfono emitió un sonido que indicaba que la llamada habia terminado.
Se fue con paso acelerado a la ducha, desvistiendose por el camino y con el corazón latiendole demasiado deprisa, tanto que tuvo la sensación de que se le iba a salir del pecho.
Sólo podia pensar en el significado de esa llamada, y el tono con el que Will le habia hablado. ¿Qué estaba ocurriendo? Ayer todo fue normal. Estuve en su casa, vimos una pelicula, cenamos con sus padres...
Prestó tanta atención en repasar cada uno de los momentos de los dias anteriores que, sin saber como, estaba girando ya el pomo de la puerta y saliendo a la calle.
De pronto una desesperación immensa le embargó, y sintió la necesidad de estar ya ahi, junto a Will, abrazarle y cerciorarse de que todo estaba bien, que no pasaba nada malo.
Sus piernas se movieron solas. Empezó a correr por las calles, esquivando a la gente, tan rapido que por un momento se sorprendió a si mismo. Pero en ese momento no podia pararse a pensar en nada que no fuera Will.

Jace llegó jadeando y sin pararse a respirar llamó al timbre. Will abrió la puerta, tenia los ojos hinchados, enmarcados en negras ojeras, y un aspecto muy desaliñado.
Jace pudo ver a traves de la rendija de la puerta, que qedó entreabierta, un montón de cajas y maletas de viaje. El pasillo estaba vacío y podia ver las marcas que los cuadros, que una vez estuvieron colgados en aquella pared, habian dejado con el paso del tiempo.
Increíblemente, su pulso se aceleró aun más, haciendo que gotas de sudor frío se deslizaran por su espalada, provocandole escalofríos. Se sintió mareado, y se desplomó en el suelo, apoyándose en el marco de la puerta.

-¿Estás bien? -Preguntó Will abriendo mucho sus ojos color miel, y con tono preocupado-.
-¿Qué pasa, Will? ¿Qué es todo esto? No... no me digas que... -Dijo Jace sin poder terminar la frase, a causa de un nudo en la garganta, que a penas le dejaba respirar.
-Yo...-Dijo, apartando la mirada de Jace- Tengo que marcharme.
-¿De viaje? ¿Cuanto tiempo te vas?-Soltó Jace con tono desesperado.
-No... Jace, me voy. Para siempre. Mis padres han encontrado un trabajo en la otra parte del mundo, y tengo que irme con ellos.
-Pero... puedes quedarte aquí, conmigo, en mi casa.
-Jace, yo quiero terminar de estudiar, y me quedan algunos años para eso-dijo susurrando.
-Por favor... yo no...
-No queria decirte esto, no de esta manera, pero ha sido todo muy rápido...
-Vale, pero, ¿que hay de nosotros? Yo necesito estar contigo.
-¡No te quiero!-Dijo Will gritando, y cerró la puerta dejando a Jace al otro lado.

En ese momento Jace se quedó parado, con la mirada perdida. Lo que él no sabia era que Will nunca en su vida habia dicho una mentira tan grande como la que acababa de decirle a Jace. Que no le queria.
Will esperaba que Jace se enfadara con él, que lo odiara y que, con el tiempo, le olvidara.
Jace, sin darse cuenta, se dió la vuelta y fue caminando lentamente hacia su casa. Will, por otra parte, seguia apoyado en la puerta que habia cerrado, y cuando oyó a Jace marcharse, intentó llorar, pero no le quedaban lágrimas y le ardía la garganta.

Al día siguiente, Jace se levantó como cada mañana, y se fue a trabajar. Volvió a su casa a la misma hora de siempre, vió un rato la tele, y fue a dormir.
La diferencia de ese dia con respecto a los demás, era que actuaba por inercia, como si en lugar de ser una persona fuera un autómata.
Se despertó de nuevo, ya dos dias después de haber visto a Will por última vez, y repitió lo mismo: trabajo, vuelta a casa y tele.

Esa noche, sin pensarlo demasiado, pues lo que se disponia a hacer era algo que iba a ser tan normal para él como irse a la cama, se quitó la ropa del trabajo, se puso una de sus camisetas favoritas, un pantalón vaquero, unas deportivas y su chaqueta negra con capucha, y salió a la calle.
Alzó la vista, y con sus ojos azules y sin brillo, divisó un edificio blanco, con una escalera de emergencia exterior.
Sin sentir siquiera dolor, resentimiento, tristeza... se dirigió a esas escaleras, subió hasta el séptimo piso (una altura que para él era imposible de sobrevivir) y se lanzó al vacío.


--Dos días más tarde--
 "Pip, pip, pip..."
Jace empezó a oir de fondo un sonido en forma de pitidos regulares, otro que le parecía un fuelle cogiendo y soltando aire y, más lejos, voces y pasos y más sonidos que no alcanzaba a reconocer del todo bien.
Abrió los ojos y no pudo ver más que formas difuminadas y una luz que lo cegaba. Poco a poco, fue enfocando la visión. Estaba en un hospital. Aun entumecido y sin la cabeza muy clara, ya se maldecía por no haber subido un piso más de aquel edificio blanco antes de tirarse.
De pronto le vió. Will. Estaba ahí, sentado en una silla al lado de su cama, y con la cabeza apoyada en la misma almohada que él. Tenian las manos entrelazadas, aunque el no podia sentirlas. Hizo un gran esfuerzo por mover la mano, para que Will se despertara. Tras unos cuantos intentos de ordenar a su mano que se moviera, lo consiguió.
Will se asustó, reaccionó muy deprisa pero, cuando vió a Jace con los ojos abiertos, se  paralizó durante unos instantes. En el mismo momento en que volvió en sí, le cayeron lágrimas de unos ojos que no parecian suyos, pensó Jace. Habian perdido ese color meloso, y eran mucho más oscuros, quizás por lo hinchado de los párpados y la sombra negra que los enmarcaba.
Salió disparado al pasillo a avisar a una enfermera, y volvió igual de rápido al lado de Jace.
Jace intentó hablar, pero de su garganta solo salió un gruñido que se ahogó con un gemido agudo.

-Shh... Antes de que digas nada tengo que hablar yo -Dijo Will- Hacía mucho tiempo que sabia que tenia que irme, y mis padres me hicieron elegir entre ellos o tú. Me dijeron que sólo tengo veinte años y que allí dónde íbamos tendria un futuro mejor. Les dije la única manera de que me fuera con ellos era llevándote conmigo. Pero al volver a mi casa, hace dos días, encontré las maletas hechas, y la casa vacía de muebles. No me habia dado cuenta de que ya habia llegado el dia de mudarnos. Le volví a preguntar a mi madre respecto a lo de llevarte con nosotros, y me dijo que tú te quedabas aquí y yo me iba con ellos y, que si no me iba con ellos, yo ya no sería mas su hijo.
Me bloqueé, y ví que lo más fácil era hacer que me odiaras, por eso te dije la mentira más grande que jamás le he dicho a alguien: que no te quiero -dijo mientras se le formaba un nudo en la garganta.-
Me ha sorprendido que te lo creyeras tan fácilmente.
El caso es que, el dia que nos fuimos, me dí cuenta de que mi sitio estaba junto a tí, fuera como fuese mi vida a partir de ese momento. Te necesito para vivir más que a cualquier otra cosa. Y huí. Cojí mis maletas y salí hacia tu casa, pero no estabas. Entré y te esperé, y luego vi... ví un montón de coches de policía y sirenas de ambulancia. Pensé que podrias ser tú, que te habia pasado algo. Pero nunca hubiera imaginado que habrias hecho eso. ¡Nunca!
Estos dos días que has estado aquí me he pensado mucho, y he llegado a la conclusión de que yo habria hecho lo mismo si me hubieras dicho lo que te dije yo, y es algo que no me perdonaré en la vida.
Así que, si no me odias, ¿sigue en pié la oferta de ser tu compañero de piso?

Jace aún no habia recuperado el habla, pero si habia reunido fuerzas suficientes para alzar el brazo, agarrar a Will de la cabeza y atraerlo hacia él, para fundir sus labios en uno solo, y dar a Will las respuestas que necesitaba, sin necesidad de decir nada.


RGB ^^

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