domingo, 13 de marzo de 2011

Estrellas de verano

Jack llevaba un tiempo sintiendose totalmente solo. La idea de acabar con su vida emergia de su corazón y su cerebro una y otra vez. Nunca tuvo una vida fácil; siempre fue el chico raro del colegio, no se sentia como los demas, algo dentro de el era diferente.
En verano, acostumbraba a ir una noche por semana a la playa, a contemplar las estrellas y dejar que su mente divagara, pensando en nada y en todo al mismo tiempo. muchas de esas noches se quedaba dormido y despertaba con el sol acariciandole la cara con sus primeros rayos.

Aquel verano, Jack tenia 20 años. Era un chico de facciones duras, pero agradables, y habia sido bendecido con un buen físico. Sus ojos, de un azul marino intenso, medio ocultos bajo unas largas y espesas pestañas, mostraban una mirada magnetica y enigmatica.
Ya con esa edad, se habia hecho un hueco en un grupo de amigos que se definian como ''alternativos'' y en el que sentia que pertenecia. Cada fin de semana, se reunian para beber en el parque más cercano al local donde, más tarde, iban a bailar y a pasar la noche hasta que amanecia.

Nadie hubiera dicho que se sentia solo, tenia muy buena fama con las chicas y no se le daba mal hacerlas caer rendidas a sus pies. Él era consciente de sus posibilidades y las explotaba al máximo para conseguir lo que queria.

Una noche de sábado como otra cualquiera, se reunieron para beber en el lugar de siempre. Jack llevaba unos dias notando un vacio en su interior. Cuando el alcohol empezo a hacer su efecto, sintió la imparable necesidad de estar solo, tumbado en la arena de la playa, en un sitio desprovisto de luz, a excepción de la que emana la luna.
Sin despedirse demasiado y sin dar explicaciones, se marchó. Tardó menos de cinco minutos en llegar a la playa, se dejó caer, sin importarle llenarse la ropa y el pelo, rubio y despeinado, de arena.
Ternia un nudo en la garganta, y sentia como si tuviera algo muy pesado encima del pecho. Notó un cosquilleo en la mejilla, se llevo la mano a la cara y se dió cuenta de que lloraba. No recordaba la ultima vez que lloró. No le gustaba hacerlo, pero en ese momento se dejó llevar. Lloró en silencio, y sin saber exactamente porque. Almenos, mientras lloraba, parecia que el peso del pecho y el nudo de su garganta se aflojaban.

Estaba tan absorto en sí mismo, y con los efluvios del alcohol aun actuando, que no se dió cuenta de que alguien se le habia tumbado al lado, sin decir nada.
Jack se volvió, y se encontro a Max, uno de sus amigos.
Max era delgado y alto, tenia los ojos del color de la miel, el pelo muy rizado y rubio y un pequeño tatuaje en el cuello. Su ropa negra le hacia resaltar la palidez de su piel.

-¿Qué haces aquí?- Le preguntó Jack, susurrando al tiempo que se secaba las lágrimas con la manga de su chaqueta-.
-He venido a ver como estabas, sabia que estarias aqui. He pensado que te habias ido porque ibas muy pedo- Le contestó con una sonrisa divertida-.
-Estoy bien, tranquilo, sólo un poco mareado. Me iré a mi casa, hoy no tengo muchas ganas de fiesta- Le dijo con la voz un poco más clara-.
-La verdad es que yo tampoco estoy de humor para estar de marcha. ¿Te importa que me quede un rato tumbado aqui?-.
-No... claro que no- respondió Jack, con un deje de inseguridad en la voz-.

Se quedaron tumbados un rato largo, casi sin cruzar una palabra.
Jack se sorprendio a si mismo al encontrarse observando a su amigo, sintiendo calor bajo la piel de la cara, que indicaba que estaba rojo. Max le dirigió una mirada interrogante, acompañada de una media sonrisa y una ceja levantada. Jack apartó la mirada del chico.
En ese momento empezó a preguntarse qué demonios habia sido eso. Se negaba a aceptar que podia gustarle un chico, él lo tenia muy claro y nunca se habia fijado en ninguno.
Al mismo tiempo, se dio cuenta de que al imaginarse la posibilidad, el vacío que sentia se esfumaba poco a poco.
Se levantó, furioso consigo mismo por sentir semejante gilipollez. Le dirigió una mirada de rabia a Max, que se puso en pié y le devolvió una mirada de comprensión, como si supiera exactamente en qué estaba pensando.
Sin depedirse y aun enfadado, se dio la vuelta para macharse cuando, en menos de dos segundos, Max le agarró del brazo, le dio la vuelta y le besó, agarrandole con fuerza la espalda.
Jack se debatió, cayendo al suelo y arrastrándo a Max con él. Tumbados en la arena, mirandose y con 20 centimetros de distancia entre ellos, toda la furia de Jack se convirtió en resignación, comprensión y deseo.
Sintió que tenia delante algo que siempre habia necesitado y que por primera vez se le permitía tener.
Se abalanzó sobre Max, besandole torpemente, como si fuera la primera vez que besaba a alguien.
Al cabo de unos minutos, Jack se sintió demasiado abrumado, y se dejo caer sobre su costado en la arena, respirando fuerte y sin poder apartar la vista de los ojos de color miel de Max.
Estuvieron un largo rato así, disfrutando de la vista que tenian delante.

-Lo siento- dijo Max-.
-No tienes que pedirme disculpas por nada. Es cierto que te has arriesgado a que te pegara un puñetazo en la cara. Ahora mismo no se exactamente que decir. Sólo que no me lo esperaba, supongo- y al pronunciar la ultima palabra de la frase, el rubor se apoderó de sus mejillas, otra vez-.

Max le respondió con una sonrisa con mezcla de diversión y cariño. Después acomodó la cabeza en el pecho de Jack y cerró los ojos.
Jack, aun sin creer lo que acababa de pasar y sientiedose, despues de mucho tiempo, bien consigo mismo, se abandonó al sueño, mientras acariciaba el pelo rubio de su amigo y se alegraba de haber descubierto, por fin, lo que necesitaba comprender para no sentir el vacío que le amargaba.

Su vida nunca volvería a ser igual, y eso fue lo mejor que le podia haber pasado.


RGB ^^

4 comentarios:

  1. Te sigo precioso, me gustó mucho y espero que no dejes de escribir

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  2. Gracias guapa!! Seguire escribiendo ^-^

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  3. A veces la vida se parece a un día muy nublado y gris que hace que sintamos que no vale la pena, que nuestra alma es tan sumamente pesada que no podemos con ella, que el mundo no nos entiende, y que somos diferentes al resto de la gente.
    Yo también he tenido días de esos y he podido entender con el tiempo, que el truco es aprender de cada momento que la vida nos pone delante, y esperar a que pasen las nubes. Siempre acaban pasando y cuando aparece el sol iluminando todo aquello que ayer estaba tan triste y oscuro, sentimos de nuevo que la vida si vale la pena y que en los días oscuros y tristes es cuando mas se aprende, si realmente somos capaces de leer entre nubes.
    La vida trae multitud de experiencias a nuestro camino para que aprendamos de ellas.
    Y si de algo estoy completamente seguro, es de que DETRÁS DE CADA NUBE, EL CIELO SIGUE SIENDO AZUL.

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  4. Me gusta mucho lo que has escrito, y es genial cuando tienes todo el tiempo del mundo. Esperar a que pasen las nubes, digo.
    El problema es que el frenético ritmo de la vida no nos deja mucho tiempo para quedarnos esperando a que esas nubes pasen y, cuando por fin se ha despejado el cielo, lo que necesitamos es que se vuelva a despejar porque otro banco de nubes lo cubre todo de nuevo.

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