Hoy...
Hoy hace dos meses que se formalizó lo nuestro. Algo maravilloso y brillante, deslumbrante...
¿Recuerdas como empezó todo?
Estoy seguro de que si.
Te tengo aquí, durmiendo a mi lado. Igual que todas las noches desde hace ya varios meses. Y cada noche, al acostarme, abrazándote, me pregunto cómo es posible que tenga tanta suerte, y cómo puede ser que cada día que pasa me sienta más y más feliz.
Te has convertido en mi refugio. Dónde puedo esconderme, pensar y tranquilizarme cuando lo necesito.
Tienes todo lo que siempre he soñado de la persona de la que me enamorara.
Con solo una sonrisa, haces que me sienta feliz. Y con tan solo un abrazo, se me acelera el pulso.
Está claro que hay cosas que hay que mejorar con el tiempo. Pero, como siempre decimos, tenemos una vida entera por delante para poder llegar a entendernos a la perfección y saber que hacer para sentirnos completamente felices el uno con el otro. Dejar de lado lo menos importante y concentrarnos en lo que en realidad nos hace sentirnos plenos y sonreír.
Lo mejor que tenemos es la facilidad con que somos capaces de expresar lo que nos molesta o nos duele del otro, y la paciencia que tienes con mi impaciencia.
Y lo peor, el miedo a hacernos daño y ponernos barreras para impedir hacer cosas de las que creemos que nos podemos arrepentir, aunque en el fondo sepamos que lo mejor es hacerlo sin pensar y tirar a la basura todo lo que, a día de hoy, solo puede doler, ya sea a ti o a mi.
Quizás le doy demasiadas vueltas a todo. Pero lo único que deseo es tu felicidad y creo que, hasta el momento, lo estoy consiguiendo.
Y una vez todo esté donde tiene que estar; en el momento en que lo que no importa esté en el rincón del olvido y lo que realmente merece la pena esté a flor de piel, podremos decir que esta historia que empezamos hace dos meses no tendrá fecha de caducidad, sino que, como el vino, mejorará con los años, y para siempre. ¡Ya no imagino la vida sin ti!
¡TQMPS, MNP!
¡Felicidades!
viernes, 5 de octubre de 2012
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